Muchas mamás experimentan dolor y molestias durante los primeros días de la lactancia. Esto es muy común, pero puedes tomar algunas medidas para aliviar el dolor:
- Comienza a amamantar con el pezón menos doloroso. La succión más fuerte se produce cuando tu bebé tiene más hambre. La succión se debilitará a medida que se llene.
- Usa un sostén más cómodo. Los sujetadores ajustados pueden frotar e irritar tus pezones. Busca sostenes especiales para lactancia que ofrezcan el apoyo y la protección adecuada alrededor del pezón.
- Seca los pezones al aire. Antes de volver a ponerte la camisa o el sostén después de amamantar, asegúrate de que tus pezones estén completamente secos. La humedad de la leche en la piel puede irritarlos.
- Coloca un paño húmedo y tibio sobre tus pezones. El calor puede ayudar a aliviar el dolor.
- Pregúntale a tu médico por una crema o ungüento. Tu médico puede sugerirte un producto que pueda aliviar el escozor y el malestar.
¿Qué hacer si el dolor no disminuye o empeora?
Si comienzas a experimentar un dolor intenso y repentino en el seno, es posible que sea causado por una infección. Se le llama candidiasis, una infección por hongos que se desarrolla en ambientes cálidos y húmedos. La boca de tu bebé también puede desarrollar dicho problema.
Los síntomas de una candidiasis en una madre que amamanta incluyen dolor intenso y repentino. La piel alrededor del pezón o la areola se puede descamar y pelar. Los senos pueden estar sensibles al tacto. Además, los bebés con candidiasis oral pueden desarrollar manchas blancas en el interior de las mejillas o en la lengua o las encías.
Si este es tu caso, solicita una cita con tu médico si sospechas que tu o tu bebé han desarrollado la infección.