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La acelga es una planta prima de la remolacha a la que le han seleccionado por su tallo y su hoja. 

Originalmente, sus tallos eran de colores (rojo, amarillo, púrpura y otros), hasta cuando los cocineros del rey Luis XIV, decidieron servirle sólo alimentos blancos. Desde ese entonces, los hortelanos seleccionaron rápidamente la variedad sin color y esa se volvió popular; la que encontramos en cualquier plaza o mercado de nuestro barrio.  Pero las de colores aún se encuentran, y son de lo más interesante, pues retienen los pigmentos, que son unos de sus nutrientes clave y además tienen más sabor.

Un atado de acelga es una hoja que no nos dice nada hasta que recordamos que las hojas sirven para hacer rollos de garbanzos (indios de acelga), una tortilla con huevo, una sopa con lentejas, y sus tallos son la base de uno de los platos insignia de la comida libanesa, hervidos y bañados en tahini, ¡todo un manjar!

Un kilo en la plaza en Bogotá cuesta $1.800 pesos, trae 10 tallos con sus hojas grandes y te alcanza para:

  • Una sopa de lentejas con acelga (1 hoja con su tallo)
  • Una crema de verduras (2 hojas con sus tallos)
  • Una tortilla de acelgas (2 hojas con sus tallos)
  • Un plato de tallos de acelga con tahini (5 tallos) 
  • Un plato de 20 indios de garbanzos con arroz como plato principal (5 hojas)

 

Explora, y encontrarás que comer delicioso y saludable es una experiencia maravillosa, no sólo para tu paladar, sino que te lo agradecerá tu bolsillo.